martes, 25 de enero de 2011

La leyenda de Huandoy y Huascarán

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Huandoy era una bella joven. Su padre pensaba casarla para toda la eternidad con un dios de belleza similar, de iguales virtudes y tan poderoso como él. Pero en el corazón del valle, en el poblado de los yungas, Yungay, vivía un gentil y valiente joven mortal, llamado Huascarán, que se enamoró profundamente de Huandoy. Huandoy correspondía al gran amor de Huascarán.

Cuando el dios padre se enteró de los amores entre su hija y el joven mortal, le suplicó que le dejara, que vivir con un mortal no era conveniente para una diosa: pero la pasión de los jóvenes era superior a las súplicas del padre, a sus consejos y sermones.

Tan grande fue la rabia que sintió el dios supremo, Inti, ante la fuerza de este amor con un mortal, que maldijo a la pareja de amantes y los condenó para la eternidad a vivir separados. Los convirtió en dos grandes montañas de granito y los cubrió de nieves perpetuas para calmar su ardiente pasión. Entre las dos montañas situó un valle estrecho y profundo para que estuvieran totalmente aislados. En su furia, el dios padre elevó las montañas a una altura majestuosa, para que los jóvenes se pudieran ver, pero que nunca más se pudieran llegar a tocar.

Los enamorados lloran por su dolor, funden gota a gota la nieve que los cubre y sus llantos de amor se unen en un lago de color azul turquesa para toda la eternidad. Este lago recibe el nombre de Llanganuco y si un día vais a Perú lo encontraréis a una altitud de 3.400 metros sobre el nivel del mar. Las montañas que llevan los nombres de los príncipes Huandoy y Huascarán tienen una altitud de 6.560 metros y 6.768 metros: son las montañas más altas del valle y de todo el país.

lunes, 24 de enero de 2011

LEYENDAS ANDINAS

 
La Laguna de Paca en Jauja, al fondo el Indio Echado, maravilla de Junín

He aquí tres historias que pueden explicar desde el punto de vista alegórico y fantástico el arcano misterio que encierra uno de los parajes naturales más hermosos y misteriosos de nuestra fauna nacional. Tanto Jauja como la Laguna de Paca están llenas de un misterio insoslayable que continua atrapando a miles de turistas Peruanos y extranjeros.

Estos mitos han ido pasando de generación en generación por los pobladores del lugar que las cuentan con un convencimiento pleno a todos los visitantes que llegan al lugar, como si en ellos encontraran todas las explicaciones racionales que existen en la verdad y no en las leyendas fabulosas que nos sir
ven para explicar de alguna forma quiénes somos y cuál es nuestra naturaleza cultural. 
La belleza de la ciudad que iba a ser la primera capital del Perú, su gente y de la Laguna de Paca hacen de esta región uno de los pocos lugares privilegiados en conservar aun su antigua tradición cultural, sus leyendas y su belleza biosfera. Cabe resaltar punto aparte la belleza de estas historias que son el fiel reflejo de nuestra mente creadora e imaginativa que caracteriza a los peruanos.

LA LEYENDA DE LA ANTIGUA CIUDAD DE JAUJA

Antiguamente se decía que la ciudad de Jauja, aquella que fue fundada por los españoles en 1534 y que estuvo a punto de ser la capital del virreinato peruano, era cuna de gente muy envidiosa y perversa que ofendía a su creador de infinitas formas. Oyendo Dios estos malos comentarios que llegaban hasta el cielo decidió el mismo ir a comprobar estos rumores, bajando a la ciudad en forma de un viejo pordiosero lleno de granos, con ropa sucia y rotosa, esperando que alguien se apiadara de él y le ofreciera algo que comer.

Cuando Dios llego a la ciudad vestido de mendigo se puso a tocar de puerta en puerta un alma caritativa que lo ayudara a saciar su hambre y le diera un lugar donde pasar la noche hasta el día siguiente; pero la gente que vivía en esa ciudad tenía el corazón de piedra así que Dios no encontraba nada que comer, ni donde pasar la noche para descansar sus trajinados pies.
Entristecido toco la puerta de una humilde casa en el que le abrió una piadosa mujer llamada María, ella lo invito a pasar a su casa, le dio de comer lo poco que tenía que ofrecerle y un pequeño lugar en su casa donde poder pasar la noche. Dios le agradeció a la buena mujer y le dijo que saliera de su casa en ese momento y que se fuera a caminar por el cerro más alto de la ciudad durante toda la noche, sin voltear la mirada atrás ni por un solo instante porque sino algo muy malo podría ocurrirle.

Ella siguió el consejo del viejo pordiosero, salió de su casa y se fue a caminar muy lejos de allí, cuando terminaba de bajar el cerro no pudo refrenar su curiosidad de observar hacia el lugar de donde venían los gritos espantosos de todos los habitantes de la ciudad, se volteo para mirar y termino convirtiéndose en piedra con su hijito en brazos. 

La ciudad pecadora de Jauja termino inundada por el castigo de Dios, con una tinya (tambor) de oro que hizo caer del cielo en medio de la plaza de la ciudad y que fue pateada por un gallo viejo de donde comenzó a salir a borbotones y en cantidades industriales toda el agua de la Laguna de Paca; sumergiendo a toda la ciudad en las profundidades del lago encantado.

El haber presenciado el hundimiento de la ciudad fue lo que convirtió a la mujer en piedra junto con su hijito.  Se dice que en la actualidad esta arcaica ciudad se encuentra en las honduras del lago, convertida en una ciudad de oro con miles de tesoros inimaginables dentro, pero que nadie hasta el día de hoy ha podido llegar donde él. 

LA SIRENA DE LOS CABELLOS RUBIOS

Se festejaba un 28 de Julio de hace muchísimo tiempo y un hombre que había bebido durante toda la noche el día anterior andaba pasando por la Laguna de Paca con una terrible resaca, en la orilla se encontró con una bellísima mujer que cabellos rubios y cuerpo de sirena que le dijo que se quedaría con el toda la vida si él la seguía a donde fuera que ella quisiese.

El hombre embobado por su belleza la siguió por toda la laguna y sin darse cuenta se encontró adentrándose en las profundidades del lago, hacia un viaje acuático hasta el fondo donde la sirena tenía una mansión de oro llena de lujos y comodidades. El hombre vivió con la sirena un mes en el palacio submarino, despareciendo de la faz de la tierra en todo ese tiempo que vivió con la mujer.  

Al terminar el mes nadie sabe como llego a salir de la Laguna, pero salió completamente loco y en medio de su soliloquio incomprensible conto su fascinante historia que nadie se atrevió a negar porque le daba pena a la gente que lo escuchaba y porque era enigmático saber donde había pasado tanto tiempo alejado de su hogar. 

La increíble historia de este hombre cimento el mito tradicional de la gente del lugar que decía que en las profundidades de la Laguna de Paca habitaba una hermosísima Sirena de cabellos rubios que se lleva a todos hombres al fondo oscuro del lago encantado, atraídos por su belleza para matarlos o volverlos locos cada noche de luna llena.

LA FIGURA DEL INDIO DORMIDO

Hace también ya muchísimo tiempo un cóndor gigante que iba volando por los valles de interandinos diviso a dos indios humildes que caminaban juntos con dirección a una ciudad del valle de Huancayo, ellos fueron vistos por la imponente ave que se lanzo con el ánimo de llevárselos para su nido y comérselos. Ellos se percataron cuando una inmensa sombra alada en medio del sol los cubrió de pronto; comenzaron a correr con todas sus fuerzas pero aun así fueron cogidos por el cóndor que se los llevo a ambos colgando, (a uno cogido del brazo y a otro cogido de la pierna). 

A los poderosos gritos de los secuestrados, por el cielo, atendieron algunas personas que dispararon flechas en contra de la gigantesca ave, abatiéndole una flecha en una de sus patas, esto hizo que soltara a uno de los indios frente a la Laguna de Paca y que este al caer se convirtiera en la figura de piedra que se encuentra actualmente de perfil en sus inmediaciones.
Sin embargo el porfiado cóndor siguió llevándose al otro indio que gracias a la acción de otra persona que lanzo una segunda flecha desde la tierra consiguió ser herido en la otra pata, soltando a su segunda presa que también se convirtió en piedra al caer, cerca de la ciudad de Tingo María y que hoy en día es conocida como "La Bella Durmiente", en la selva alta de nuestro país.
Estas son las historias que me contaba mi abuelita paterna desde pequeño cuando me lo decía con la intención de darme una enseñanza moral que me sirviera para reflexionar en la vida, y entretenerme en mis largos y divertidos días de vacaciones en la ciudad de Jauja. Aun la recuerdo con mucho cariño y nunca podre olvidar su alegría y su profunda sabiduría que me sorprendía cada vez que ella hablaba. Este artículo está dedicado a ese importante personaje fue en mi vida y que se ya fue a vivir una mejor vida en donde quiera que se encuentre.     Gracias a ti, abuela.

MITOS Y LEYENDAS

    La tradición, la arqueología y los primeros documentos escritos del siglo XVI, y el propio testimonios etnográfico actual, revelan que el antiguo hombre andino, tanto de la costa como de la sierra, y, particularmente, el súbdito de los Incas, tuvo como caracteristica esencial, un tradicional instinto, un sentimiento de adhesión a las formas adquiridas, un horror a la mutación y al cambio, un afán de perennidad y de perpetuación del pasado, que se manifiesta en todos sus actos y costumbres, y que encarnó en instituciones y prácticas de carácter recordatorio, que remplazaron, muchas veces, en la fundación histórica, a los usos gráficos y fonéticos occidentales. Namoyoc / Chota
    Este sentimiento se demuestra particularmente en el culto sagrado o lugar de la pacarina o el lugar de aparición ya sea cerro, peña, lago o manantial, del que supone habia surgido el antecesor familiar, o el culto de los muertos o malqui de la momia tratada como ser viviente y de la huaca o adoratorio familiar.
    Ningún pueblo sintió más hondamente la seducción del pasado y el anhelo de retener el tiempo fugaz. Todos sus ritos y costumbres familiares y estatales están llenos de este sentido recordatorio y propiciador del pasado.
    Cada señor o gran personaje que murió fue rodeado de todos los objetos que le pertenecieron en vida; de sus armas y de su cerámica, servido en la muerte por mujeres e hijos, indudablemente tuvo que realizarse grandes ceremonias y tradicionalmente recordar hechos recitados que se transmitian verbalmente a sus descendientes.
    El indio de las serranías, según los extirpadores de idolatrías, se resistía a abandonar los lugares abruptos en que vivía, porque ahí estaba su lugar sagrado, su huaca o pacarina y guardaban reverencialmente en su hogar las figurillas de piedra y cerámica y otros materiales que representaban a sus lares.
    En la costa, nos refiere el Padre de las Casas, se realizaban los funerales de los jefes en las plazas públicas, los cuales eran rodeados por coros de mujeres que lloraban y cantaban relatando las hazañas y virtudes del muerto. En todos estos actos el instinto o apetencia de historia, se cristalizaría también en el amor por los mitos, cuentos y leyendas y más tarde en las formas oficiales de la historia.
    Hay que reconocer el valor de los mitos que sirven para reconstruir el espiritu de un pueblo, estos relatos coinciden con otras manifestaciones anímicas desaparecidas del mismo pueblo y son muchas veces confirmados por la arqueologia. Entre ellos tenemos el origen del mundo, la guerra entre los dioses Con y Pachacamac, la creación del hombre por Viracocha, que modeló en el Collao la figura de los trajes de los pobladores de cada una de las tribus primitivas, o la aparición de personajes legendarios que siguen el camino de las montañas al mar, como Naymlap, Tacaynamo, Tonapa, Manco Cápac, que tienen un fresco sentido juvenil.
    Media luna gemelos y seres mitologicos en lucha
    En la ingenua e infantil alegoría del alma primitiva, los cerros o los islotes marinos son dioses petrificados, o seres legendarios castigados por su soberbia o pasión amorosa. El trueno es el golpe de un dios irritado sobre el cántaro de agua de una doncella astral que produce la lluvia: los eclipses son luchas de gigantes, leones y serpientes. Las estrellas se imaginaban como animales totémicos. La luna cuyas manchas son la figura de un zorro enamorado de la luna, que trepó por dos sogas que le tienden desde arriba y llegó hasta ella para raptarla, quedando adherido al disco luminoso los hombres que nacen de tres huevos, de oro, de plata, representan creaciones que son la expresión de un alma joven.